domingo, 30 de diciembre de 2007

Semmy Schilt campeón del Mundo de K1

Lo ha vuelto a hacer. Por tercer año consecutivo, Semmy Schilt ha vuelto a proclamarse campeón del Mundo en K1. Este holandés de más de dos metros de altura, se está convirtiendo en un rival de mucho calado en esta modalidad, cada vez con mayor éxito, y que deja por debajo torneos como Pride o la UFC. Ésta última, por cierto, algo venida a menos por la fuga de talentos al propio Pride (como Wanderlei Silva) y tan denostada gracias a la existencia histórica en el octógono de personajes tan indeseables, como Tank Abbott.

Ya en las semifinales quedaba patente lo que, a día de hoy, es una evidencia: Que la escuela holandesa está muy por encima del resto de paises aficionados a este deporte. Hasta tres de los cuatro aspirantes eran de los Países Bajos. Tan solo el francés, Le Banner, (como no podía ser de otro modo) podía aguar la fiesta a los del país de los tulipanes.

La primera semifinal nos dejaba el que, posiblemente, habría sido el combate más espectacular de esta fase final. Por un lado el bicampeón Semmy Schilt, un angelito de 2,12 cms y que esconde, bajo una apariencia tosca y demoledora, una técnica poco usual en un hombre de su talla. Un rival poco deseable para el segundo luchador, Jerome Le Banner, que asomaba su cabeza 22 centímetros más abajo que su adversario. Esta pelea con reminiscencias bíblicas, con un David entrado en años, y el más que probable hermano mayor de Golliath, se convirtió en un auténtico calvario para el holandés que sufría, una y otra vez, las acometidas de Le Banner. Usaba las mazas que posee a ambos lados del cuerpo como dos puñales, y las lanzaba, una a una con insistencia, en cada respiración. Hasta tal punto el gigante se vio apurado, que en más de un momento tuvo que usar la clásica patada frontal para mantener alejado al gallo galo, y tratar de hacer valer su envergadura disparando desde lejos. La providencia, o la mala suerte, hizo que el combate durara menos de lo deseado, y Le Banner tuvo que retirarse en el segundo asalto, tras lesionarse en su pierna derecha (algo que no le impidió seguir luchando) e izar desde su esquina la toalla al viento en un acto de piadosa sensatez.

La segunda batida fue mucho más extensa pero menos emotiva. El veteranísimo, y varias veces campeón del mundo, Peter Aerts, se veía las caras con el hombre de las rodillas voladoras, Remy Bonjasky. Era una batalla casi antagónica. El primero, un fajador incansable con una bola de demolición en mano. El segundo, un estilista en el manejo de ambas piernas, que lanza como dardos envenenados. Es la lucha entre un bárbaro con un hacha y un asesino a sueldo que actúa en la sombra. El combate existió en la desigualdad de principio a fin. Aerts lanzaba acometidas repetidamente ante su paisano, que esperaba su oportunidad y más de una vez cargaba sus piernas haciendo gala de su habilidad, y dejándonos alguna patada tras giro de bella factura. Pero, como rezan las leyes lógicas de la física, no se puede derrumbar la muralla china lanzando cucharillas de café, y Bonjasky, ni estaba certero, ni mucho menos contundente, de tal modo que todo moría en la defensa de Aerts. Tras los tres asaltos pertinentes, el veterano holandés se hacía con la victoria por unanimidad arbitral.

La final acabó teniendo el más esperado de los principios. Un Semmy descansado, con sólo tres minutos de lucha a sus espaldas (que es lo que duró Le Banner sin lesionarse). Por otro lado, un Peter Aerts que, si bien fue muy superior en su anterior combate, arrastraba seis minutos más que su rival, con una dosis de diez años más a sus espaldas, y algún que otro golpe certero de Bonjasky. Semmy no tuvo más que alejarle de la línea de pegada, y lanzar repetidamente el directo de inquierdas que fue el que acabó tumbando al más veterano de los finalistas. Tres picotazos. Con el suficiente veneno para hacer escupir el protector a su compatriota y proclamarse campeón, de nuevo.

Semmy Schilt ha concluido el año en un estado de forma excepcional. Ya no sólo por su tercer título en K1, sino por la facilidad con el que lo obtuvo (si bien es cierto que que la pelea con Le Banner, tuvo un final que invitaba a la duda). Para el año que viene, a buen seguro, tratará de revalidar su título, y ahí estará Le Banner para tratar de impedirlo y arrebatarle una hegemonía que, quizás, esté durando demasiado.

2 comentarios:

Willy dijo...

Si señor Javi, me iba a meter a escribir de ello, pero ya lo has hecho tú. Coincido contigo en casi todo. Lo único que pido es un poco más de reconocimiento para el Leñador Aerts, tres veces campeón del mundo y el único luchador que ha participado en todas, sí en todas, de un total de quince finales del torneo máximo de esta disciplina. Además la final se vió empañada por su lesión de rodilla, que fue lo que le dio a este abusón de 2,12 la victoria. Sino otro gallo hubiera cantado, porque está claro que a Semmy Schilt los únicos que le hacen daño son o Le Banner en estado de gracia, porque el francesito se las trae en algunos combates, o Peter Aers cortando leña con su low kick.

Por lo demás, Hong Man Choi se llevó su merecido y Bonjasky, que se clasificó con un tongo espectacular a los cuartos de final recibió de lo lindo ante el gran leñador. Me esperaba más de Feitosa, cuya labor era desgastar al gigantón y para mí la decepción fue Badr Hari, del que esperaba que ganara fácil a Bonjasky y le pusiera en dificultades a Aerts, pero se conoce que no llegó muy bien de forma.

Nada más. Un saludo. Y Feliz año a todos

Javier Coloma dijo...

Veo que lo seguiste muy atento, willy. Pensaba ke era el unico aficionado a las artes marciales que tan estigmatizadas están.

Yo, te confieso, soy más de Pride, con las tan espectaculares luchas en el suelo que le dan más vida a este deporte. Sin ella se nos priva de ver a figuras como los hermanos Gracy, cuyo padre fue el precursor de tantos torneos de ahora.

Se le achaca la violencia extrema al Pride, pero considero que es una doble moral la del K1: Dan guantes a sus luchadores, pero después permiten cargar con las rodillas, ¿Como se entiende eso?

Hablas de Hong Man Choi. No es raro ver recibir a gigantones una somanta de palos. Al ser tan grandes están poco acostumbrados a recibir golpes certeros, pero cdo tienen a un buen rival delante que les pone en apuros, se aprecia esa ineptitud para encajarlos. Son malos sufridores. Le he visto caras a Bob Saap (Probablemente el de mayo masa corporal de la MMA)) que eran para hacerle una saeta.

Bueno, este año los aficionados tenemos un bonito combate entre Iceman Chuck Lidell y el animal de Wanderlei Silva. Veremos como se tercia. Recuerdo aquel repasito que le dio el desconocido ahora Vito Belfort a Wandi, lanzando una combinacion de directos que es de lo mejorcito que he visto en la UFC. Desde aquel combate, Silva se entrenó y fue una autentica bestia. Tras haber perdido hace poco con Crocop... ¿¿¿veremos un Silva todavia mejor???

Disfrutad de las fiestas (lo que queda)