domingo, 17 de febrero de 2008

O´Sullivan se rinde ante el joven Selby

Después de un torneo brillante, donde Ronnie O´Sullivan se merendó a todo el que se puso en su camino, la final tenía un claro acento del West Midland, pero Mark Selby estaba decidido a que el trofeo de la edición de 2008 del Welsh Open durmiera esta noche y para el resto de su vida en su residencia de Leicester. Para ello tuvo que emplear todo su talento y toda su paciencia.

Porque, pese a los dos buenos primeros frames que ganó el bufón de Leicester, la cosa no se puso fácil. Un gran Ronnie O´Sullivan remontaba y colocaba el número tres en su casillero con sendos breaks brillantísimos, uno de ellos de 142, lo que suponía 2.000 libras más para el bolsillo del numero uno provisional, al convertirse en el break más alto del torneo. Selby reaccionó antes del descanso y dio la vuelta a la primera sesión con dos buenas entradas de noventa y ochenta puntos. Pero The Rocket tenía en su brazo una nueva sorpresa. Un break de 135 en el octavo y último frame de la sesión colocaba el empate a cuatro en el marcador. Con esta entrada, O´Sullivan lograba su sexta centena en el torneo, lo que le otorgaría un nuevo premio económico, al ser el jugador que más breaks por encima de 100 había conseguido.

De esta guisa se presentaba la segunda y definitiva sesión. Todo empatado, pero con las sensaciones positivas de un Ronnie que mostraba su versión del Doctor Jekyll, la del jugador talentoso, la del genio que, centrado, es capaz de resolver cualquier misterio sobre un tapete verde con quince bolas rojas y seis multicolores. Ese que asusta e intimida a los rivales. Con esa intimidación salió Mark Selby a la mesa. Se podía sentir la presión en su cuello. Y The Rocket lo sabía.

98, 107, y seis a cuatro para el de Essex. Parecía imparable. Ronnie avanzaba con paso firme hacia su decimonoveno torneo de ranking con su séptimo break centenario y Selby veía cómo se le escapa una nueva final. Pero el de Leicester se repuso y arrancó de las garras de su rival el undécimo frame de la final para achuchar a un Ronnie que, tranquilo, espera su turno en su rincón. Y así fue, otro gran break de 84 y The Rocket se iba al descanso 7 a 5.

Peor se le pusieron las cosas al Bufón de Leicester. O´Sullivan salía del vestuario como un cohete tras el descanso, logrando el octavo frame en su casillero. La final se inclinaba hacia las manos del Doctor Jekyll y Selby parecía que se la acercaba aún más. Así, en el decimocuarto frame, falló una bola que dejaba a The Rocket una mesa abierta, que parecía amoldada al juego del genio británico. Pero incomprensiblemente falló en su serie y todo empezó a cambiar.

Mr. Hyde salió a pasear. Selby se alzó con el decimocuarto y con el decimoquinto. O´Sullivan sentía el aliento del rival, que ahora parecía lleno de confianza, aunque aún receloso por la gran ventaja de la que su rival disponía. Todos esos nervios, de uno y otro jugador se transmitían a los tacos, y el decimosexto frame estuvo lleno de defensas, unas buenas y otras no tanto. Selby estaba llevando la final a su terreno, y Ronnie no se lo podía creer. En su silla del rincón, The Magician no paraba de gesticular y moverse, y cuando salía a la mesa, sus decisiones eran poco acertadas y precipitadas en muchos casos, aunque mantenía las opciones.

Así, Selby realizó un buen break que le dio la ventaja inicial, pero que no resolvió. Ronnie parecía que volvía a sonreír, pero nada más lejos de la realidad. Tras un fallo clamoroso sobre la bola rosa The Rocket se desmoronó. El de Leicester agarró con firmeza el taco y empató a ocho la final. Todo se decidiría en el decimoséptimo y último frame. Ahí, O´Sullivan mostró de nuevo su cara más fea, la de las gesticulaciones, la de las bolas totalmente sin control y las de las bolas superarriesgadas. Así perdió la final. Cuando tenía el control de la mesa y parecía lanzado a por la victoria, Ronnie se jugó un doble con efecto contrario en una bola prácticamente inatacable en condiciones normales y, por supuesto, mucho menos jugable en un frame decisivo de una final, cuando el marcador es favorable a tu rival y se tienen grandes opciones de ganar con buenas defensas.

Pero los genios son así. Hoy le ha tocado la parte de Mr. Hyde y Selby a resultado el brillante campeón del Welsh open de 2008, en el que ha ganado a cuatro campeones del mundo, que suman entre ellos 14 títulos mundiales. En fin, se enfrentaban presente y futuro, y se ha impuesto el más joven, el más seguro y el que más paciencia ha tenido. Felicidades Mark!

1 comentario:

Fran dijo...

Joder Willy, ahora que me había hecho fan de The Rocket, y me dices que palma con este pájaro? Manda narices.

Por como lo cuentas en tu escrito, tuvo que ser realmente apasionante la final. Lo has narrado muy bien Sanz, dándole emoción hasta el último instante. Muy bueno, si señor.